TRAS LA HUELLA DEL LEOPARDO DE LAS NIEVES
Posted on November, 01 2000
Seguirle la pista al leopardo de las nieves y captar su imagen en una película, fue lo que llevó a Tanya Petersen, Productora Ejecutiva de Televisión y Cine de WWF, a una aventura al corazón de la selva de Mongolia, país donde WWF coordina varios proyectos, que se llevan a cabo con la colaboración de los habitantes de la región, y cuyo propósito fundamental es salvar al leopardo de las nieves, rara especie en peligro de extinción, y a su hábitat.
Gland, Suiza: Desde el interior de la tienda de campaña mongol, o ger, la tradicional tienda circular de los nómadas (también llamada yurts), alcancé a escuchar un tremendo alboroto. Mientras me inclinaba y salía de la tienda hacia la fresca y crujiente nieve, me encontré con una escena que me hizo pensar en que permanecería aquí, en las remotas montañas Altay, por un tiempo bastante largo. Chimid Ochir, mi guía y traductor, y jefe de la oficina nacional de WWF, la organización ambientalista, en Mongolia, se encontraba de cuclillas en la nieve, ayudando a Gantilok, nuestro chofer, a encender un fuego debajo de nuestra vieja, pero confiable, camioneta rusa.En este lugar, el más remoto de todos, en un sitio elevado en medio de las montañas que se extienden a través de Mongolia, Siberia y Kazajstán, yo estaba segura de que nuestro vehículo estaba a punto de estallar.
Según resultaron las cosas, encender un fuego debajo de estos recios vehículos es una ocurrencia regular y normal. Chimed me aseguró que Gantilok sabía exactamente lo que hacía y, muy pronto, la gasolina congelada en el tanque se descongelaría y podríamos continuar nuestro camino.
Después de pernoctar en una ger, en compañía del rastreador del leopardo de las nieves, auspiciado por WWF, y su familia, con todos mis compañeros vestidos con los tradicionales abrigos largos que usan los mongoles, atados alrededor de la cintura con anchos y coloridos cinturones, de verdad me sentía en la escena de una película épica.
WWF coordina varios proyectos en las montañas Altay, que se llevan a cabo con la colaboración de los habitantes de la región, y cuyo propósito fundamental es salvar al leopardo de las nieves, rara especie en peligro de extinción, y a su hábitat. Se calcula que en Mongolia sólo existen 700 leopardos y alrededor de 7.000 sobreviven en el resto del mundo.
Se trata de una región de imponente belleza habitada por pueblos nómadas: algunos de ascendencia mongol y otros de ascendencia de Kazajstán, que, en esencia, continúan viviendo como lo hicieron sus antepasados hace cientos de años. Dos semanas después de nuestra visita, la ger en donde nos alojamos sería trasladada del campamento de verano al lugar de invierno, en preparación de la larga y fría temporada que se avecinaba.
Chimed, quien vive y trabaja en Ulan Baatar, capital de Mongolia, es un hombre en verdad extraordinario. Nacido y criado como nómada en la estepa oriental de Mongolia, se siente mucho más a gusto en el campo que en la ciudad. Creció cuidando ovejas, montando a caballo y trasladando su ger de un lugar a otro de acuerdo con la estación del año.
Después de estudiar física en la antigua Alemana oriental y de pasar 10 años trabajando en un observatorio en Siberia, Chimed regresó a Mongolia para dirigir los nuevos proyectos de WWF. Se trata de un desafío enorme. Su país enfrenta los problemas usuales que afligen a las naciones en desarrollo. El desarrollo económico se logra pagando un precio y, por lo general, ese precio es el medio ambiente. Mongolia tiene más que perder que la mayoría. Sus campos casi no han sido tocados. Fuera de Ulan Baatar existen pocas carreteras. Aunque el pastoreo excesivo representa un problema, los nómadas son tan dependientes de la naturaleza para su supervivencia, que en muchos lugares el medio ambiente continúa inexplorado e intacto.
Chimed emprende viajes al campo con tanta frecuencia como le es posible. En sus palabras, aunque la politiquería en la capital es parte importante de su trabajo, el verdadero trabajo ambientalista sucede a nivel popular, trabajando con los nómadas.
Apagaron el fuego y nuestro vehículo arrancó. Emprendimos camino para visitar una �zona del leopardo de las nieves�, donde, una vez al mes, el vigilante local pasa revista para contar cuántos de los grandes gatos han llegado hasta allí. El vigilante es experto en encontrar las huellas de su paso. Chimed observaba con gran orgullo mientras Iltan Baatar tomaba apuntes. �El padre de Iltan Baatar fue nómada pero también fue cazador. Mató a muchos leopardos de las nieves, cabras montéses, y otros animales. Es grandioso que Iltan Baatar, con su conocimiento experto de la zona, ahora participe activamente en la lucha por salvar a estos animales en peligro de extinción. El es consciente de la importancia de preservar a los animales, y sus hijos lo acompañan en el reconocimiento mensual. El confía en que, a su vez, ellos también serán ambientalistas.
Con el auspicio de WWF, los nómadas ayudan a proteger al leopardo de las nieves de los cazadores furtivos, y ganan un bono anual si ninguno de los leopardos muere. También obtienen un ingreso adicional de las labores de tejido de prendas de cachemir y piel de camello, que venden en Ulan Baatar. Chimed pasó a visitar a Daarima, coordinador del proyecto del leopardo de las nieves, en el pequeño centro administrativo de Turgen. Tomaron té (en Mongolia, el té es fermentado y se consume con leche agria de yak (especie de búfalo de larga crin), o de yegua) y comieron queso seco de leche de yak. Chimed se sentía en casa.
Transcurrida una semana, ya de regreso en Ulan Baatar, el día señalado para su reunión con el Primer Ministro, Chimed hizo un comentario conmovedor, �me encanta viajar al campo. Este es mi pasatiempo favorito. Creo que cuando el trabajo que uno hace es su pasatiempo, es lo mejor del mundo�.
* Tanya Petersen es Productora Ejecutiva de Televisión y Cine, de WWF International, con sede en Gland, Suiza.