Retos y oportunidades de la Acción Climática en América Latina y el Caribe en un nuevo contexto político

Posted on November, 06 2017

COP 23 es de especial relevancia para los países latinoamericanos ya que será la prueba más grande del progreso para poner en marcha el Acuerdo de París. La COP es una oportunidad clave para aunar esfuerzos como región para fortalecer el trabajo colaborativo
Por Ximena Barrera Rey (*)
 

El cambio climático es uno de los mayores desafíos del siglo XXI. Sus causas y consecuencias globales generan impactos diferenciados en regiones, países y grupos socioeconómicos, siendo los más afectados los que menos han contribuido al calentamiento global.

Históricamente, los países de América Latina han contribuido minoritariamente al cambio climático. Sin embargo, es una región particularmente vulnerable a sus embates, dado los factores geográficos, climáticos, demográficos y socioeconómicos de sus países, así como la sensibilidad especial de sus recursos naturales, como los bosques, al cambio climático. En América Central y en Sur América, las temperaturas han aumentado entre 0.7ºC y 1ºC desde los años 70s, excepto por Chile, donde ha disminuido 1ºC. ONU Medio Ambiente (2016) concluyó que, si seguimos cómo vamos, estamos en camino de que el planeta se caliente 3.4°C para finales de siglo. Recordemos que se ha calculado que un aumento de 3ºC implicaría la pérdida de cerca de 250.000 km2 de humedales, y que un aumento de 4ºC traería consigo la disminución en un 40% de la disponibilidad de agua en muchas regiones, la desaparición de los glaciares andinos, sequías extremas en la Amazonia, y el aumento de huracanes de alta intensidad (categoría 4 o 5) con más frecuencia e intensidad (Rodríguez et al, 2015). A esto, se suman los costos económicos del cambio climático en la región que se ha estimado oscilan entre 1.5 % y 5% del PIB para 2050 (CEPAL, 2015).  

La COP 23 es de especial relevancia para los países latinoamericanos ya que será la prueba más grande del progreso para poner en marcha el Acuerdo, al definirse el marco de transparencia, el balance global y los mecanismos de evaluación de implementación y cumplimiento que sentarán las bases para la revisión de los compromisos nacionales y las necesidades de aumento de la ambición y cierre de brecha de emisiones durante el diálogo facilitado del 2018. La COP es una oportunidad clave para aunar esfuerzos como región para fortalecer el trabajo colaborativo en temas claves como la protección de los bosques y los océanos, el desarrollo sostenible de la agricultura y la transición energética en sectores claves como el transporte y la industria.

La región ya está llevando a cabo avances en el marco de la Alianza del Pacífico, una iniciativa de articulación, política, económica, de cooperación e integración con el fin de impulsar un mayor crecimiento y competitividad de  las cuatro economías que la integran: Chile, Colombia, México y Perú, en las que se han desarrollado acciones para promover el desarrollo sostenible. De hecho, tres de estos países (Chile, México y Colombia) ya están implementando impuestos al carbono, y México, yendo un paso más allá, se ha comprometido a vincularse con el Western Climate Initiative, un grupo de estados de Estado Unidos y provincias de Canadá que alinean sus programas de comercio de emisiones (cap-and trade) (CDP, 2017). Además, a mediados de este año, los Presidentes de la Alianza suscribieron en Cali, Colombia un compromiso explícito para promover una estrategia de crecimiento verde para enfrentar los desafíos del cambio climático, y avanzar en un mercado de emisiones voluntarios de CO2 para la región que incluya un sistema común de monitoreo, reporte y verificación. También hay que recalcar que Chile acaba de inaugurar la planta solar más grande de LAC día en que el ministro aseguró que este país Chile podría llegar al 2050 o 2040 con 90% de renovables, cuando la visión oficial para 2050 es de mínimo 70%.

A pesar de estos importantes avances, los países de LAC necesitan fortalecer acciones que permitan acelerar esta  transición  a un desarrollo sostenible y una economía resiliente si queremos ayudar a cerrar la brecha de ambición global: ONU Ambiente  ha calculado que los compromisos nacionales actuales reducirán las emisiones no más de un tercio de los niveles necesarios para 2030 para evitar consecuencias irreversibles. El desafío del cambio climático es también un desafío de desarrollo sostenible, que, si se quiere abordar exitosamente, necesita de un compromiso político en los diferentes países de la región para que realicen cambios estructurales dentro de sus gobiernos y creen políticas públicas sólidas y enfocadas.

El próximo año es fundamental para que LAC logre este objetivo en la próxima década ya que varios países de la región tienen cambios de Gobierno.  Estos cambios se llevarán a cabo en contextos especiales en muchos países en donde se ha fortalecido la agenda para la acción climática  a través de rol de los actores no estatales en la lucha contra el cambio climático.

 Abordar el análisis de las iniciativas que vienen desarrollando en los países  en el marco de esta COP, es fundamental para aprovechar las oportunidades para materializar los compromisos del Acuerdo, y   catalizar la acción climática como agente de cambio.

 
Bibliografía

  • CEPAL (2015) The Economics of climate change in Latin America and the Caribbean: Paradoxes and challenges of sustainable development.
  • CDP (2017) Putting a price on carbon: Integrating climate risk into business planning
  • UNEP (2016) The Emissions Gap Report 2016 A UNEP Synthesis Report. Nairobi, Kenya
  • Rodríguez, M; Mance,H; Barrera,X; Garcia, C (2015) “Cambio Climático lo que está en Juego”.  Octubre 2015. Bogotá, Colombia
 
(*) Directora de Políticas Públicas y Responsabilidad Corporativa de WWF-Colombia. Economista con especialización en Evaluación de Proyectos y con amplia experiencia en el sector ambiental. Fue asesora de la Unidad de Política Ambiental del Departamento Nacional de Planeación. Es parte de la delegación de WWF  y  ha venido apoyando el trabajo con América Latina en la Convención Marco de Cambio Climático, la Agenda 2030 y los ODS, el Convenio de Diversidad Biológica y la Convención Ramsar.
Un balde inflable de 15 m de altura con agua colocado por el equipo de agua dulce de WWF-Brasil
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