El Amazonas y sus afluentes se encuentran amenazados: WWF alerta que solo un tercio de los ríos más extensos del mundo, aún fluye sin alteraciones

Posted on mayo, 10 2019

Cuando sea demasiado tarde, nos daremos cuenta de que las señales eran obvias.
Por: Jordi Surkin, Director de la Unidad de Coordinación Amazónica para WWF

Cuando sea demasiado tarde, nos daremos cuenta de que las señales eran obvias. Encararemos el abrumador declive del 83 % de la población de especies de agua dulce, más del doble de las tasas de declive de las poblaciones terrestres y marinas, y nos preguntaremos por qué no actuamos para salvar a los ríos y lagos que eran el hogar de estas especies. Solo recordaremos lo importante que eran el río Amazonas y sus numerosos afluentes al brindarnos fuentes de alimento, hábitats para múltiples especies y funciones importantes para la regulación climática. Estamos en un momento crítico para decidir sobre el futuro de los ríos de la cuenca amazónica y muchos otros ríos alrededor del mundo. Si continuamos degradándolos con mercurio utilizado en la minería de oro, infraestructura de gran impacto como represas, y pesca insostenible, estaremos perdiendo mucho más de lo que pensamos.
 
Por primera vez, un grupo de científicos trazó un mapa extenso para mostrar el estado en el que se encuentran los ríos del mundo. Concluyeron que solo alrededor de un tercio (37 %) de los ríos más extensos del mundo siguen fluyendo libremente, es decir, sin ser afectados por la actividad humana. Además, la investigación demostró que las represas ocasionan la pérdida de conectividad entre los ríos contribuyentes en los sistemas fluviales. Las represas modifican el flujo natural de los ríos y fragmentan sus hábitats. Esto, a su vez, afecta el movimiento de especies y corrientes de agua, así como de nutrientes y sedimentos, lo cual finalmente degrada los sistemas naturales y reduce los múltiples beneficios que estos ofrecen a la humanidad.
 
Los ríos de flujo libre constituyen uno de los hábitats de agua dulce más importantes en términos de biodiversidad y de provisión de servicios ecosistémicos. Estos servicios  incluyen la pesca como fuente de alimento para millones de personas, la provisión de nutrientes para las llanuras aluviales río abajo y para la agricultura, sedimentos que previenen el hundimiento de los deltas fluviales, refugio para la biodiversidad en un mundo cambiante y humedales sanos que funcionan como amortiguadores frente a eventos climáticos extremos. Los ríos, en términos generales, son algunos de los ecosistemas más diversos y productivos del planeta. Son el sustento de paisajes enteros y contribuyen al crecimiento económico, a la seguridad alimenticia y al bienestar humano. Mundialmente, 2 mil millones de personas dependen de los ríos para su consumo de agua, 25 % de la producción mundial de alimento depende de la irrigación de los ríos y, cada año, se capturan al menos 12 millones de toneladas de peces de agua dulce, lo cual provee alimento y sustento para miles de millones de personas.
 
En este momento, nos encontramos en el auge de la energía hidroeléctrica: más de 3,700 represas hidroeléctricas han sido propuestas o ya se encuentran en construcción. Si se concretan estos planes, podríamos perder cientos de miles de kilómetros de ríos de libre flujo, así como todos los beneficios que estos aportan. En los próximos años, la infraestructura y el cambio climático ejercerán aún más presión sobre los ríos. Las temperaturas en aumento impactarán los patrones del flujo, la calidad del agua y la biodiversidad, mientras que la construcción de represas continuará segmentando los ríos, atrapando sedimento e impidiendo el movimiento de las especies de agua dulce.
 
Afortunadamente, hay esperanza.
 
Tenemos la capacidad de aprender de nuestros errores. Podemos desarrollar infraestructura que nos ayude a conservar nuestros ríos y satisfacer nuestras necesidades, y, a su vez, salvaguardar para el futuro recursos fundamentales para los humanos y la naturaleza. Actualmente, las represas son planificadas y construidas como proyectos individuales. Necesitamos un sistema de planeación temprana, ya sea a nivel cuenca o a nivel sistema, el cual 1) evalúe si podemos disponer de alternativas como infraestructura ecológica o energía renovable y 2) ubique las represas, o cualquier otro tipo de infraestructura, de tal forma que cubran no solo la demanda de energía o agua, sino que también beneficien a los ecosistemas y los medios de vida locales, que sean viables económicamente y que generen otras medidas importantes. Por ejemplo, en el caso de las represas hidroeléctricas, a pesar de que la energía hidroeléctrica genera menos emisiones que el carbón, las represas pueden tener grandes impactos sociales y ambientales. Además, estudios recientes demostraron que las represas exceden el presupuesto inicial y tardan mucho más tiempo del proyectado en construirse, con excesos en el presupuesto del 96 % y retrasos del 44 % más del tiempo estimado. Conforme disminuyen los costos de la energía solar y eólica, los países tienen la posibilidad de suplir sus necesidades energéticas sin comprometer a los ríos que aún se mantienen fluyendo libremente y a las comunidades, ciudades y a biodiversidad que dependen de ellos.
 
Ampliar la protección legal nacional puede contribuir a la protección y preservación de los ríos del mundo. Con el Programa Reservas de Agua, Mexico fijó un ejemplo de medidas legales que prevenien la disrupción de los ríos como consecuencia de una falta de planificación. A su vez, estas medidas protegen el agua de los ríos y evita el consumo en exceso. Este marco de trabajo propone una pleaneación integral que ayude a mantener los ríos con flujo libre, al mismo tiempo que satisface las necesidades domésticas, industriales y energéticas. En otras palabras, a través de la infraestructura  y el diseño sostenible, podemos preservar el flujo de los ríos al mismo tiempo que satisfacemos las necesidades de la humanidad.
 
La investigación sobre ríos de flujo libre es fundamental para poder forjar un futuro en el cual los ríos, y sus beneficios, perduren en nuestro planeta y en el bioma amazónico, que tanto depende de ellos. El río Amazonas y sus afluentes, son patrimonio de toda la humanidad- no podemos ni debemos perderlos. Si queremos salvar los ríos amazónicos debemos apuntar a una visión regional de conservación que busque establecer una Amazonía ecológicamente saludable y resiliente, con sus ríos fluyendo libremente, que continúe brindando múltiples beneficios sociales y ambientales al mundo y a las comunidades y poblaciones que dependen de ella. Para esto es necesario un compromiso político al más alto nivel y un involucramiento de la sociedad desde todas sus aristas para garantizar la protección de las arterias principales, los ríos, como pilar fundamental de la cuenca amazónica.
Delfín rosado en el río Tapajós, región de Santarém, estado de Pará, Amazonas brasileño.
© Adriano Gambarini / WWF Iniciativa Amazonia Viva