LA HORA DEL PLANETA



¿Qué es la Hora del Planeta?

Desde 2007, La Hora del Planeta ha crecido hasta convertirse en el mayor movimiento global contra el cambio climático y la pérdida de la naturaleza, movilizando a millones de personas en más de 190 países.

Cada último sábado de marzo, apagamos las luces de 20:30 a 21:30 para demostrar nuestro compromiso con el planeta y fomentar acciones más sostenibles. Este 2025, necesitamos La Hora Más Grande para la Tierra: un momento de unidad global para impulsar el cambio.
 ¡Súmate y haz la diferencia! 



 

Aquí te contamos de unas iniciativas en la región Amazónica por la protección del agua y nuestro planeta.

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Bolivia

Donde Fluye la Vida: Conservando el Sitio RAMSAR Río Blanco

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Llanos de Moxos: Un pacto por la vida Comunidades del Beni protegen el humedal más grande del mundo con el Plan de Manejo del río Blanco, asegurando agua, biodiversidad y futuro.


En las vastas llanuras del Beni en Bolivia, donde el agua es vida y los humedales cuentan historias de generaciones, se extiende el complejo de humedales Llanos de Moxos, el humedal protegido más grande del mundo. En este rincón el río Blanco serpentea entre bosques y sabanas, reflejando en sus aguas la riqueza de un ecosistema único. Allí, entre delfines rosados que juegan en la corriente y las garzas que se elevan con el amanecer, las comunidades han aprendido a interpretar los ritmos de la naturaleza, a respetar sus tiempos y a integrarse en su equilibrio.

Por generaciones, los pueblos indígenas Itonama y Baures, junto con los habitantes de Magdalena, Baures, Huacaraje, San Ramón y San Javier, han tejido su existencia alrededor del agua. Su sustento viene de la pesca, del cacao y de la castaña, pero más allá de los frutos que les da la tierra, han heredado el conocimiento de cómo protegerla. Saben que cada árbol caído, cada río contaminado, resuena en el equilibrio de su hogar y su subsistencia. Por eso, cuando el llamado del cambio climático y los incendios forestales se hizo más fuerte, decidieron unirse para cuidar lo que siempre ha sido suyo.
Fue así como autoridades locales, organizaciones sociales y productores se sentaron a dialogar. No fue un proceso sencillo. Hubo diferencias, dudas y largas conversaciones bajo la sombra de los grandes árboles. Pero con el tiempo, las voces se alinearon en un propósito común: construir un futuro donde el agua siga corriendo libre y la biodiversidad permanezca intacta. Así nació el Plan de Manejo del Sitio Ramsar río Blanco, una hoja de ruta que recoge la sabiduría de quienes han habitado la región por siglos.

El plan no es solo un documento, es un compromiso vivo. Para hacerlo realidad, se crearon espacios de sensibilización y capacitación, estrategias para prevenir incendios y un Comité Local que vela por su implementación. Cada paso dado es un eslabón en la cadena de conservación que protegerá este santuario natural para las futuras generaciones.

Cuando la Autoridad Nacional Ramsar aprobó con Resolución Ministerial el Plan de Manejo, no solo se reconoció el esfuerzo de los involucrados, sino que se selló un pacto con la naturaleza. Ahora, el desafío es mantener vivo el compromiso, asegurando que el el Sitio Ramsar Blanco siga siendo el corazón palpitante de los Llanos de Moxos, que los delfines de río sigan danzando en sus aguas y que las comunidades indígenas y campesinas continúen viviendo en equilibrio con la tierra que les ha dado todo.

La historia de este lugar aún se está escribiendo. Y cada acción cuenta en la protección de este legado natural que pertenece no solo a Bolivia, sino al mundo entero.

Colombia

La fuerza del conocimiento ancestral: monitores indígenas cuidan la vida en los ríos de Guainía y Vichada

En la Amazonía colombiana, donde los ríos se entrelazan, se encuentra la Estrella Fluvial Inírida*. Allí, 34 hombres y mujeres indígenas, emprenden un camino de conocimiento y conservación, llamado el monitoreo pesquero comunitario biocultural que se ha convertido en una poderosa herramienta para la protección de su territorio.

En el Putumayo, se funden las selvas frondosas de la Amazonía con las montañas andinas y allí la vida late al ritmo de los ríos y la memoria ancestral. En este territorio, un grupo de mujeres ha tejido una red de resistencia y cuidado, llamada las Guardianas del Agua. Esta iniciativa, impulsada por la Alianza Tejedoras de Vida, es Integrada por mujeres indígenas, campesinas y afrodescendientes del alto, medio y bajo Putumayo, quienes son símbolo en la defensa del territorio y los derechos humanos, con un firme enfoque de género y paz.

Son cien mujeres de todas las edades, unidas por el compromiso de proteger el agua y la selva amazónica. Junto a WWF, su labor ha sido fortalecida con formación y herramientas que les han permitido consolidarse como defensoras del Acuerdo de Escazú. En su lucha, la creatividad ha sido un hilo conductor de resistencia: a través de cuentos, dibujos, poesía y la canción 'Iaku' —compuesta por Dolores Sigindoy e inspirada en una estrofa enseñada por la mamita Francisca Cruz Jacanamijoy del Cabildo Inga de Santiago—, han entrelazado memoria, cultura y reivindicación.

Desde su conformación en 2020, las Guardianas del Agua han tejido saberes y estrategias para la defensa del territorio, elevando su voz para exigir una agenda ambiental con perspectiva de género. En su andar, han fortalecido lazos con la tierra y el agua, entendiendo que la conservación de estos elementos es también la protección de la vida humana.

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Ecuador

Donde Nace la Vida: Defendiendo el Agua en Ecuador

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Comunidades como Zancudo Cocha y San Jacinto del Pindo se organizan para proteger sus ríos de la contaminación y las amenazas extractivas. A través del reconocimiento de los Derechos de la Naturaleza, acciones legales y movilización comunitaria, impulsan una defensa activa del agua.


En lo profundo de la Amazonía ecuatoriana, donde los ríos son las arterias de la selva y el agua es más que un recurso—es identidad, sustento y vida—las comunidades han decidido alzar su voz. Desde los Andes hasta la selva baja, guardianes del agua han tejido una red de resistencia para defender sus territorios de la contaminación y la explotación.

En Zancudo Cocha, San Jacinto del Pindo y otras comunidades, la lucha por el agua ha sido una constante. La minería, la deforestación y la falta de acceso a agua limpia amenazan su existencia. Pero lejos de rendirse, estos pueblos han encontrado en la organización y el conocimiento una poderosa herramienta. Con el apoyo de organizaciones y redes de defensa ambiental, han promovido el reconocimiento de los Derechos de la Naturaleza, han impulsado denuncias y han exigido a las autoridades garantizar el acceso al agua limpia y segura.

El camino no ha sido fácil. La defensa del agua en Ecuador ha significado desafíos legales, sociales y políticos. Pero también ha despertado un movimiento de esperanza, donde mujeres, jóvenes y líderes comunitarios han tomado la iniciativa para preservar sus fuentes de vida. Talleres de formación, movilizaciones y acciones legales han fortalecido su lucha, demostrando que la resistencia nace de la convicción de proteger lo que es sagrado.

Cada río que sigue fluyendo libre es una victoria. Cada comunidad que se une en defensa del agua es un testimonio de que la lucha es posible. Hoy, más que nunca, proteger el agua es proteger el futuro. Porque donde fluye el agua, fluye la vida.

Colombia

Mujeres Guardianas del Agua: tejedoras de vida y reivindicación de los derechos humanos en el Putumayo

Entre las selvas frondosas del Putumayo, donde la vida late al ritmo de los ríos y la memoria ancestral, cien mujeres indígenas, campesinas y afrodescendientes de todas las edades, se unen por el compromiso de proteger el agua y la selva amazónica.

En el Putumayo, se funden las selvas frondosas de la Amazonía con las montañas andinas y allí la vida late al ritmo de los ríos y la memoria ancestral. En este territorio, un grupo de mujeres ha tejido una red de resistencia y cuidado, llamada las Guardianas del Agua. Esta iniciativa, impulsada por la Alianza Tejedoras de Vida, es Integrada por mujeres indígenas, campesinas y afrodescendientes del alto, medio y bajo Putumayo, quienes son símbolo en la defensa del territorio y los derechos humanos, con un firme enfoque de género y paz.

Son cien mujeres de todas las edades, unidas por el compromiso de proteger el agua y la selva amazónica. Junto a WWF, su labor ha sido fortalecida con formación y herramientas que les han permitido consolidarse como defensoras del Acuerdo de Escazú. En su lucha, la creatividad ha sido un hilo conductor de resistencia: a través de cuentos, dibujos, poesía y la canción Iaku —compuesta por Dolores Sigindoy e inspirada en una estrofa enseñada por la mamita Francisca Cruz Jacanamijoy del Cabildo Inga de Santiago—, han entrelazado memoria, cultura y reivindicación.

Desde su conformación en 2020, las Guardianas del Agua han tejido saberes y estrategias para la defensa del territorio, elevando su voz para exigir una agenda ambiental con perspectiva de género. En su andar, han fortalecido lazos con la tierra y el agua, entendiendo que la conservación de estos elementos es también la protección de la vida humana.

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Visión de WWF para la Amazonía

 WWF ha venido desempeñando un rol importante de cambio positivo en la Amazonía, y ha sido pionero en promover un enfoque a regional a escala del bioma.

La visión de WWF para la región de la Amazonía es garantizar un Bioma Amazónico ecológicamente sano que mantenga sus contribuciones ambientales y culturales para los pueblos locales, los países de la región y el mundo, dentro de un marco de trabajo de equidad social, desarrollo económico incluyente y responsabilidad global.

WWF