Posted on July, 25 2014

Aunque el Pacífico es la región más pobre de Colombia, sus pescadores han vivido en mares de abundancia.

En el sur de la Costa Pacífica, los pescadores conocen los recursos del mar y de los ríos tan bien como sus pequeños municipios. Por una sencilla razón: de ellos depende su alimentación.

Desde Mosquera, en Nariño, hasta López de Micay, en el Cauca, los habitantes se reconocen como gente de una misma región: Sanquianga-Gorgona: dos Parques Nacionales en cuya área de influencia vive y pesca la gente de estos municipios y territorios indígenas.

Al litoral han llegado amenazas serias como la minería y la exploración y explotación de pozos petroleros. Los recursos disminuyen por la contaminación de las aguas y la calidad de vida sufre. Hasta una actividad en apariencia inofensiva como la pesca artesanal puede causar desequilibrios graves en la sostenibilidad, si no está regulada.

Conscientes de la situación, las comunidades de la zona instituyeron una Mesa de Pesca, encargada de buscar una figura de ordenamiento integral que les permita asegurar la disponibilidad de los recursos y la cohesión social de la región.

Las autoridades ambientales del centro y de las regiones también quieren apostarle al ordenamiento ambiental de la región. En febrero de este año firmaron un acta que le dio vida a la Comisión Conjunta de la Unidad Ambiental Costera (UAC), integrada por las Corporaciones Autónomas Regionales, la Territorial Pacífico de Parques Nacionales y la Dirección de Asuntos Marinos del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. El reto de está Comisión es lograr la concertación entre las instituciones y las comunidades para el ordenamiento y manejo de los recursos en la región.

Para lograr lo anterior, se ha puesto en marcha un plan piloto de ordenamiento que integra las zonas costeras con las zonas de amortiguación de ambos Parques en una sola sub-región, la Sanquianga-Gorgona. El plan es producto de un proyecto de conservación financiado por la Unión Europea que cuenta con el apoyo de Patrimonio Natural, Parques Nacionales y WWF-Colombia.

Para Julián Caicedo, integrante del equipo de WWF-Colombia, el plan piloto es una idea buena, pues una figura de ordenamiento ambiental que tenga en cuenta las características particulares de la región –ese vínculo natural y social entre eco-sistemas, municipios y áreas protegidas– es necesaria para potenciar el desarrollo.

La figura de la Unidad Ambiental Costera es el resultado de la participación de las comunidades en el ordenamiento de su territorio. La experiencia de los pescadores artesanales en Sanquianga-Gorgona podría replicarse en aquellas zonas en las que el ecosistema se encuentra amenazado y en donde hay poblaciones que dependen en gran medida de los servicios que este les presta.