Informe Planeta Vivo 2018

Posted on octubre, 30 2018

La naturaleza provee todo lo que ha construido la sociedad humana contemporánea y la investigación demuestra cada vez más la incalculable importancia del mundo natural para nuestra salud, riqueza, alimentación y seguridad.
  • La naturaleza provee todo lo que ha construido la sociedad humana contemporánea y la investigación demuestra cada vez más la incalculable importancia del mundo natural para nuestra salud, riqueza, alimentación y seguridad.
Toda actividad económica depende en últimas de los servicios suministrados por la naturaleza, estimados en un valor cercano a los US$125 billones al año. A medida que comprendemos mejor nuestra dependencia de los sistemas naturales, es evidente que la naturaleza no es solo ‘algo bueno para tener a mano’. Los sectores empresarial y financiero están empezando a cuestionarse cómo los riesgos ambientales globales afectaran el rendimiento macroeconómico de los países, sectores y mercados financieros, y los formuladores de políticas se preguntan cómo cumpliremos las metas de desarrollo sostenible ante la disminución de la naturaleza y la biodiversidad.

El consumo humano desenfrenado es el motor detrás de los cambios planetarios sin precedentes que estamos presenciando, debido al aumento en la demanda de energía, tierra y agua. Los indicadores de consumo –como la Huella Ecológica– proporcionan una imagen del uso general de recursos. Los productos que consumimos, las cadenas de suministro que los anteceden, las materias primas que emplean y cómo éstas se extraen o fabrican tienen miles de impactos sobre el mundo que nos rodea.

Mientras que el cambio climático es una amenaza cada vez mayor, los principales motores de la disminución de la biodiversidad siguen siendo la sobreexplotación de especies, la agricultura y la conversión del suelo. De hecho, una evaluación reciente encontró que solo una cuarta parte de la superficie de la Tierra está sustancialmente libre del impacto de las actividades antrópicas. Las proyecciones indican que para 2050 habrá disminuido a solo una décima parte del Planeta. La degradación del suelo incluye la pérdida de bosques; mientras que a nivel mundial esta pérdida se ha desacelerado debido a la reforestación y las plantaciones, se ha acelerado en los bosques tropicales, los cuales albergan algunos de los niveles más altos de biodiversidad de la Tierra. La degradación en curso tiene muchos impactos sobre las especies, la calidad de los hábitats y el funcionamiento de los ecosistemas. Dos estudios recientes se han enfocado en las reducciones dramáticas de la cantidad de abejas y otros polinizadores y en los riesgos para la biodiversidad del suelo, esencial para sustentar la producción de alimentos y otros servicios ecosistémicos.

Los ecosistemas marinos y de agua dulce también están enfrentando grandes presiones. Desde 1950 se han sacado de los océanos del mundo casi 6000 millones de toneladas de pescados e invertebrados. Se han detectado contaminación por plásticos en todos los principales ambientes marinos del mundo, desde las zonas costeras y las aguas superficiales hasta las partes más profundas del océano, incluso en el fondo de la Fosa de las Marianas. Los hábitats de agua dulce, como lagos, ríos y humedales son fuente de vida para todos los humanos; sin embargo están entre los más amenazados, principalmente afectados por diversos factores, incluyendo la modificación, fragmentación y destrucción de hábitats; especies invasoras; pesca excesiva; contaminación; enfermedades y cambio climático.

La disponibilidad de grandes datos, las tecnologías sofisticadas de teledetección y una ola de otras herramientas nuevas de rastreo y análisis, los investigadores han logrado vincular los bienes de consumo y sus cadenas de suministro a impactos específicos sobre la biodiversidad. Al aumentar la comprensión de estas relaciones complejas, se puede ayudar a parar la pérdida de biodiversidad.

Esta perspectiva general es útil pero también es importante entender si hay diferencias en las amenazas a diferentes regiones biogeográficas y si especies similares se ven afectadas por ellas de maneras diferentes. El Índice Planeta Vivo es una fuente excelente de información y nos permite identificar las amenazas a nivel de la población de cada especie. Este nivel de datos más detallados ya ha llamado la atención sobre diferentes reacciones en diferentes especies de pingüinos en la Antártida occidental.

El Índice Planeta Vivo también registra el estado de la biodiversidad global al medir la abundancia poblacional de miles de especies de vertebrados en todo el mundo. El último índice muestra una disminución general del 60 por ciento en el tamaño poblacional, ocurrido entre 1970 y 2014. La disminución de las poblaciones de especies es particularmente pronunciada en los trópicos, siendo América del Sur y América Central las regiones que sufrieron la disminución más dramática –89 por ciento durante el mismo período. La cantidad de especies de agua dulce también han disminuido dramáticamente; el Índice de Agua Dulce presenta una disminución del 83 por ciento desde 1970. No obstante, medir la biodiversidad –todas las variedades de vida que se pueden encontrar en la Tierra y las relaciones entre ellas– es complejo, de tal manera que este informe también explora otros tres indicadores para medir los cambios en la distribución de especies, el riesgo de extinción y los cambios en la composición de las comunidades. Todos estos tres dibujan el mismo panorama –disminuciones o cambios severos.

Lo que queda claro es que sin un cambio drástico que traspase los límites del escenario acostumbrado, continuará la disminución severa actual de los sistemas naturales que sustentan las sociedades modernas. Al tener en marcha dos procesos mundiales clave de normatividad –el establecimiento de las metas posteriores a 2020 del Convenio sobre Diversidad Biológica y los Objetivos de Desarrollo Sostenible– actualmente hay una ventana de oportunidad única para revertir esta tendencia. Se puede aprender lecciones de los logros al abordar otros asuntos globales críticos, como el cambio climático, y todos –gobiernos, empresas, financieros, investigadores, sociedad civil e individuos– tienen un papel que desempeñar.

Esta es la razón por la cual nosotros, junto con colegas en la conservación y las ciencias, estamos haciendo un llamado para llegar al acuerdo mundial más ambicioso hasta ahora –un nuevo pacto mundial para la naturaleza y las personas. Los tomadores de decisiones a todo nivel deben escoger las opciones políticas, económicas y de consumo correctas para lograr la visión en la que la humanidad y la naturaleza prosperan en armonía en nuestro único planeta. Esta visión es posible con un fuerte liderazgo por parte de todos nosotros.

En nuestra contribución a esta ambiciosa ruta, WWF está colaborando con un consorcio de casi 40 universidades y organizaciones de conservación e intergubernamentales para lanzar la iniciativa de investigación denominada Revertir la Curva de la Pérdida de Biodiversidad. Este trabajo crítico incluirá la biodiversidad en la modelación de sistemas futuros, ayudándonos a determinar las mejores soluciones integrales y colectivas, y a entender las repercusiones que tendremos que aceptar para encontrar el mejor camino hacia el futuro. Estos modelos y análisis de sistemas constituirán la base de la Parte II del Informe Planeta Vivo, que será publicado a inicios de 2019.
WWF
© WWF